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El pasado 13 de marzo, Sudor de tinta estuvo presente en el relanzamiento de la novela El infierno prometido (2006) de Elsa Drucaroff, que ya agotó la primera edición de ejemplares e hizo que la autora viajara por diferentes países, como Polonia y Estados Unidos, dando charlas y conferencias. En esta ocasión, se celebró la segunda edición de la novela.
La presentación se llevó a cabo en el café literario de la Sociedad Hebraica Argentina. Después de atravesar un férreo sistema de seguridad, ingresamos al café que estaba decorado para la ocasión: un sector, cerca de la barra, que permitía sentarse para tomar algo, y otro sector, en el lado opuesto, ordenado a modo de anfiteatro con una mesa con dos micrófonos. Allí se sentaron Elsa Drucaroff, la homenajeada, y Claudia Piñeyro (Premio Clarín de novela 2005 con La viuda de los jueves), que presentaría El infierno prometido y charlaría con la autora.
La presentación comenzó con una inteligente lectura de Piñeyro de El infierno prometido. La consideró una «novela necesaria», por su aporte a la cuestión de la trata de blancas en los comienzos de siglo XX en Argentina y por su vigencia en nuestro momento histórico actual; además destacó el excelente manejo del suspenso alcanzado por Drucaroff y el elaborado trabajo con los personajes y el género histórico.
A continuación, Piñeyro realizó una serie de preguntas a Drucaroff. Ésta habló sobre el proceso de elaboración de la novela y la centralidad que los personajes tienen en su literatura. «Un personaje es su conciencia», afirmó Drucaroff, dejando ver su propensión a crear personajes con elaboradas y complejas personalidades. Luego, contó varias anécdotas que hicieron que la velada fuera amena para todos y provechosa para los escritores que se hallaban entre el público.
La presentación se llevó a cabo en el café literario de la Sociedad Hebraica Argentina. Después de atravesar un férreo sistema de seguridad, ingresamos al café que estaba decorado para la ocasión: un sector, cerca de la barra, que permitía sentarse para tomar algo, y otro sector, en el lado opuesto, ordenado a modo de anfiteatro con una mesa con dos micrófonos. Allí se sentaron Elsa Drucaroff, la homenajeada, y Claudia Piñeyro (Premio Clarín de novela 2005 con La viuda de los jueves), que presentaría El infierno prometido y charlaría con la autora.
La presentación comenzó con una inteligente lectura de Piñeyro de El infierno prometido. La consideró una «novela necesaria», por su aporte a la cuestión de la trata de blancas en los comienzos de siglo XX en Argentina y por su vigencia en nuestro momento histórico actual; además destacó el excelente manejo del suspenso alcanzado por Drucaroff y el elaborado trabajo con los personajes y el género histórico.
A continuación, Piñeyro realizó una serie de preguntas a Drucaroff. Ésta habló sobre el proceso de elaboración de la novela y la centralidad que los personajes tienen en su literatura. «Un personaje es su conciencia», afirmó Drucaroff, dejando ver su propensión a crear personajes con elaboradas y complejas personalidades. Luego, contó varias anécdotas que hicieron que la velada fuera amena para todos y provechosa para los escritores que se hallaban entre el público.
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