Por Emiliano Diaz
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Ecos de voces ausentes
Los poetas épicos han muerto y su arte efímero se nos ha escapado. Sólo podemos imaginarnos sus actuaciones a partir de los registros escritos de los cuales ellos son absolutamente inocentes.
Aquel era un arte anónimo, oral e iletrado, popular y de entretenimiento. Los poetas épicos no tenían grandes pretensiones, simplemente actuaban frente a un público que tampoco tenía grandes pretensiones. Era el “maridaje” perfecto, poeta y audiencia tenían un pacto inquebrantable.
Pero el tiempo se encargó de desvanecer todo. Hoy los textos nos resultan insuficientes. En todo caso, la escritura transformó en otra cosa la experiencia del arte oral y vivo de los juglares; la escritura convirtió en cosa algo que no lo era.
Pero algunos ecos de aquellos poetas han llegado hasta nosotros. Sus voces se oyen desde la profundidad del tiempo y la historia en la voz de Víctor Hugo.
Lo que no podemos ignorar
Hoy no tenemos héroes, es verdad. Antes, cuando los héroes eran parte del imaginario popular, los poetas cantaban las hazañas de estos sujetos extraordinarios que se presentaban como recipientes de virtudes desmesuradas (y tal vez por esa desmesura las virtudes dejaban de ser tales). Los héroes estaban en la fantasía del pueblo y la gente se apropiaba de ellos.
Sin embargo, los héroes como los poetas han muerto. La relación que había entre ellos ha sido borrada por ese tremendo invento sabandija, el tiempo (gracias Andrelo).
La ausencia de héroes ha dejado un espacio vacante que se ha ido ocupando con diversas formas culturales sucesiva y a veces simultáneamente. Yo quiero referirme a esa forma cultural popular que en nuestro país ha cobrado una centralidad que no podemos ignoras más: el futbol. No llegaré al extremo de equiparar futbolistas con héroes épicos, sino que pienso equiparar el relato de futbol con la poesía épica.
Nadie duda que el mejor relator de futbol vivo es Víctor Hugo, así que aquí hablaré de él y algunas de las cosas que diga podrán extenderse a los otros.
Rasgos épicos
¿Por qué el relato es equiparable en algún punto a la tradición épica? Sólo puedo dar mis razones para justificar esa afirmación implícita. En el relato de futbol sobrevive el eco de la épica porque la voz es lo más importante; es la voz del relator la que nos seduce, son sus palabras las que se van entretejiendo en nuestra imaginación un hecho, una acción. Toda nuestra atención se concentra en la voz del relator. Esa performance es similar a la del juglar salvo que el relator narra una acción que se desarrolla ente sus ojos y que no se repite nunca más, en cambio el poeta épico ponía su arte al servicio de un hecho que ya había ocurrido y que repetía ante diferentes audiencias. Pero en ambas está presente la experiencia de la creación en vivo.
La lucha, la sangre, la fuerza, la locura, la muerte, el choque, el sudor, el llanto, la victoria, la derrota, el furor, la ira, la pasión, la nobleza, el oro, la gloria, la justicia, la injusticia, la corrupción, la hazaña, la habilidad, el genio, el compañerismo, el egoísmo, la maldad, la arenga, la cobardía, la valentía, los colores, las banderas, etc. Son cosas que tienen en común la poesía épica y el relato de futbol, y son los elementos de que dispone el relator y el poeta para hacer arte.
A esto me refiero cuando hablo de “ecos” de la tradición épica, la preponderancia de la narrativa oral, la performance en vivo y la semejanza temática.
Dante en el para-avalanchas
El relato de Víctor Hugo se destaca por la fluidez de sus palabras, por el relieve de su narración, por la emoción que logra transmitir y por su vuelo literario. Algunos ejemplos serán apropiados. Recuerdo uno de sus relatos hace algunos años, un jugador había recibido una patada fulminante y terminó tirado en el pasto, Víctor Hugo dijo: “… cayó como un cuerpo muerto cae”. La cita era absolutamente apropiada y me llevó a imaginar al jugador cayendo al suelo como Dante. Con suerte un %10 de los que estábamos escuchando el relato entendimos la intertextualidad, pero eso no importa. Lo que importa es la intención poética del relator.
Recuerdo otro de sus relatos: esta vez era un día de lluvia, lo cual torna más entretenido el partido. Víctor Hugo dijo “… como Borges dice, la lluvia es algo que ocurre en el pasado…” el lineamiento poético de su relato es totalmente consciente. Cuando un importante jugador de boca hacía su debut con un gol de penal, Víctor Hugo dijo famosamente: “la pelota rodó [en el arco] como una lágrima”. Son estos gestos literarios los que ponen su relato por encima de los demás.
También están los epítetos “victorhuguianos”, el príncipe Francescoli, el jefe Astrada, el patrón Bermudes, Pasarella el gran capitán, entre otros. La gente a veces toma éstos epítetos por los nombres de los jugadores, de modo que –hace un tiempo- no era raro oír a alguien decir “el jefe está jugando bárbaro” y todos entendíamos que se refería a Astrada. Esa es la fuerza que tiene el relato de Víctor Hugo.
Imposible obviar esa fórmula rítmica que anuncia la emoción máxima del juego, que prepara el cuerpo para el grito, que concentra la energía en la garganta, el “ta ta ta ta ta” que como una ametralladora repercute en los oídos y explota en la tribuna con el grito de gol.
Su obra maestra es el relato visceral del gol de Maradona a los ingleses, ese relato es el eslabón perdido entre los poetas épicos y los relatores de futbol. Ese “barrilete cósmico” va a volar por siempre en la memoria de los argentinos, ese relato ha logrado lo que ningún relato podrá igualar. Hemos dicho que los relatos son efímeros porque no se repiten, porque acaban cuando el partido acaba. Sin embargo, el relato de Víctor Hugo ya está metido en la memoria colectiva del pueblo argentino, ya tiene un lugar en las fantasías populares, ya ocupa su lugar en el imaginario de una nación. Eso lo iguala con los anónimos poetas épicos que dejaron su huella en algún verso recogido luego por la escritura.
Por todo esto recomiendo a Víctor Hugo
[relata los domingos el partido más importante de la fecha por Radio Continental, AM 590]
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Martin Kohan ha dicho que la nueva épica está en el futbol, asi que no se trata de una idea original, ni novedosa. No creo que sea una idea interesante tampoco. La ápica murió.
ResponderEliminarlos generos se van transformando. ¿La épica murió?, si es posible esa pregunta, cabe preguntarse si la tragedia murió, si la lirica murio.
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